El 9 de mayo de 1957, ante un grupo de filosofía de la Federación de los estudiantes de letras de la Sorbona de Paris, Jacques Lacan pronunció un discurso que posteriormente redactaría bajo el título de “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”, publicado ese mismo año en el número 3 de La Psychanalyse. Esta intervención ―a medio camino entre el habla y el escrito― sería crucial para la enseñanza de Lacan. En buena medida, de lo que ahí se trata es de dar cuenta del inconsciente estructurado como un lenguaje, acudiendo a tesis de la lingüística, la antropología y la filosofía. La importancia de este texto sería señalada por Lacan en reiteradas ocasiones. Más de una decena de veces remitió a su auditorio a su lectura, y en Lituraterre de 1971, la insistencia parece dar lugar a cierta extenuación: “¿Sería acaso letra muerta que haya puesto en el título de uno de esos fragmentos que dije Escritos… de la letra la instancia, como razón del inconsciente?”[1]

Años más tarde, Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy publicaron Le titre de la lettre (une lecture de Lacan),[2] en la colección “À la lettre” de Éditions Galilée. Se trata de un texto dividido en dos partes. En la primera, los autores hicieron una lectura simple cuyo comentario estuvo dirigido a realizar un desciframiento de un escrito de Lacan, precisamente “La instancia de la letra…”. En la segunda, en cambio, los autores llevaron a cabo una estrategia de deconstrucción. Esta operación fue puesta en marcha, al margen del texto de Lacan, debido a una suerte de repetición y por la sorpresa ―como ellos mismos la califican― que les provocó la irrupción del nombre de Heidegger en el discurso lacaniano.

El trabajo realizado por ambos filósofos no pasó desapercibido para Lacan. En la sesión del 20 de febrero de 1973 del seminario Encore,[3] Lacan aconsejó la lectura de Le titre de la lettre, a cuyos autores no mencionó por considerar que jugaban un papel de sous-fifres (Rodríguez Ponte traduce “empleaduchos”, pero otras posibles traducciones son “subordinados”, “secuaces” o “subalternos”) pero… ¿de quién? Señaló que se trataba de un escrito “con las peores intenciones” al cual nunca podría dejar de estimular su difusión, agregando además: “si se trata de leer, nunca he sido tan bien leído, al punto de poder decir que… desde cierto punto de vista, podría decir: ‘con tanto amor’. Por supuesto, como se comprueba por el final del libro, es un amor del cual lo menos que se pueda decir es que su doble habitual en la teoría analítica no deja de poder ser evocado…”. Como es sabido, ese doble habitual es el odio.
Lacan agregó que se trataba de “un modelo de buena lectura. Al punto que puedo decir, en fin, que lamento no haber obtenido, de quienes me son cercanos, nunca nada que, a mi entender, sea equivalente” y más adelante insistió: “se los digo, jamás he visto a uno sólo de mis alumnos hacer un trabajo parecido, ¡ay! Nadie tomará nunca en serio lo que yo escribo, salvo, desde luego, aquellos de los que he dicho recién, así, incidentalmente, que me odian, bajo pretexto de que me desuponen [dé-supposent] el saber”.
Sin embargo, Lacan no dejó pasar que los autores llegaban a unas conclusiones algo impertinentes. «Hay ahí, sin duda, algo donde al final, yo no sé qué, y no tengo otro modo para sondearlo, no sé qué escapa a los que se han impuesto este extraordinario trabajo, sucediendo todo por lo tanto como si fuera justamente al impase donde todo mi discurso es apropiado para llevarlos a que se consideren exonerados, que se declaren —o me declaren, lo que vuelve al mismo punto donde ellos llegan con eso— estar desconcertados”. Así, Lacan invitaba a su público a que leyera ese texto y se enfrentara a sus conclusiones, pues “hasta esas conclusiones, el trabajo se prosigue de una manera en la que yo no puedo reconocer más que un valor de esclarecimiento, de luz, completamente impresionante”.
En 2018 tomamos en cuenta la exhortación de Lacan. La propuesta fue la de hacer una revisión puntual del trabajo realizado por Nancy y Lacoue-Labarthe en Le titre de la lettre, al mismo tiempo que abordar “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud” de Lacan. Este ejercicio doble, tanto en la lectura como en la escritura, estuvo encaminado a situar la articulación que Lacan hizo en ese momento de su enseñanza, pero también ubicar un estilo de trabajo y un acercamiento a los Escritos por parte de ambos filósofos. Algunas de las primeras entradas de este Scriptorium estuvieron dedicadas exclusivamente a este trabajo.
[1] “Lituraterre”, en Littérature, no. 3, 1971, p. 4. [En español: «Lituratierra» en Otros escritos, tr. Graciela Esperanza y Guy Trobas, Paidós, Barcelona, 2012, p. 22]. La traducción ha sido modificada en función del texto fuente.
[2] Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy, Le titre de la lettre (une lecture de Lacan), col. “Á la lettre”, Éditions Galilée, París, 1973. Fue reeditado después en la colección «La philosopie en effet». La edición más reciente es de 1990. [En español: Jean-Luc Nancy y Philippe Lacoue-Labarthe, El título de la letra (una lectura de Lacan), EBA, Barcelona, 1981].
[3] Cfr. Jacques Lacan, El seminario 20. Otra Vez. Encore, 1972-1973, versión de Ricardo E. Rodríguez Ponte, Escuela Freudiana de Buenos Aires, 2011.

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