Un episodio de la historia del arte con un trasfondo eminentemente psicopatológico. Para el nazismo, el arte tenía la función de formar a las masas, por lo cual debía ajustarse a ciertos ideales estéticos y políticos, así como coincidir con una concepción de lo que era saludable para el pueblo alemán. Esto dio lugar a la clasificación de un arte como “degenerado”, en el que se incluían todas las vanguardias artísticas. Un diagnóstico que pronto se extendió a sus autores y cuyas consecuencias fueron desde la censura hasta la muerte. La categoría de «degeneración» no fue elegida de modo arbitrario: sus raíces se extienden al ámbito psiquiátrico del siglo XIX. El desplazamiento de la noción de degeneración desde el campo de la psiquiatría a la crítica de arte tuvo una historia singular, marcando así una forma de psicopatologización sin precedentes.
En 2016, Abraham Villavicencio me invitó a participar en un ciclo de conferencias sobre Otto Dix en el MUNAL. Años más tarde tuve oportunidad de retomar este trabajo en una presentación por Zoom gracias a la invitación de Nicolás Covacevich y la galería Tasting Art.
El artículo que escribí a propósito puede ser descargado desde el sitio web me cayó el veinte (revista y editorial de la École lacanienne de psychanalyse). Click aquí.
Aquí dejo el video de la presentación en Zoom que ocurrió el 25 de junio de 2020.
